domingo, 5 de abril de 2009

Las chilenas dicen que el hombre casado sabe más bueno


“Hace cinco años que soy la amante de un hombre casado. Yo lo amo y sé que él también a mí, pero su esposa no quiere darle el divorcio. Lo amenaza con no dejarlo ver a sus hijos. Quiere vengarse, pero olvida que fue ella quien echó al tacho su matrimonio. ¡Si le hacía el amor una vez al mes, con suerte! Y después se queja ¡Ya me tiene harta!”.

“Yo me enamoré de él. Me ayudó a sacudirme a mi ex marido de encima, me hizo volver a confiar en mí como mina. Me encanta estar con él y todavía lo extraño”.

“Jamás me prometió nada, ni tampoco le pedí nada. Sólo quiero momentos pasajeros. Es todo. Un poco de diversión y buen sexo”.

En esa batalla -donde el ego juega un papel muy importante- algunas amantes buscan amor, contención emocional, sentirse especiales y -por supuesto- una buena relación íntima. Es el caso de Alejandra. Ella y Pedro pertenecían al mismo grupo de amigos. Ella estaba separada cuando comenzaron a engancharse. “Siempre -incluso cuando estaba casada- lo encontré rico. Claro que en esa época yo estaba absolutamente enamorada de mi marido y no se me hubiera ocurrido nada real con él. El problema fue que nos encontramos un tiempo después. Él casado y yo ya separada. Él me ayudó mucho en ese momento. Sentí lo rico que era tener el apoyo de un hombre, de alguien que se ocupara de las cosas que generalmente hacen los hombres y me enganché. No fue sólo sexo, curiosidad, ego y soledad, sino una suma de todo lo anterior. El amor vino después, porque -y ahí fue donde la embarré- me enamoré.”

En el último tiempo, sin embargo, es más común el tipo de relación que se basa únicamente en el sexo. “Es un fenómeno más reciente. Pero hay parejas que se juntan únicamente para tener sexo”, dice la sexóloga.

“Nos conocimos en el trabajo de él y las cosas se dieron no más. Él me gustó y por eso decidí partir con esa relación. Pero no me sentía rivalizando con su esposa ni tampoco me creía mejor que ella, porque él me prefería a mí en la cama, al contrario, sabía perfectamente que era la otra y no me importaba. Él tenía problemas con ella, pero la quería. Y yo sólo quería tener buen sexo. Fue una relación rica. Nos conocimos cuando ambos necesitábamos a alguien y fue eso. Pero nunca me proyecté con él”, cuenta Andrea.

La doctora sostiene que, especialmente en Chile, se da mucho el fenómeno de la rivalidad entre mujeres, a la tal punto que es muy frecuente que una vez descubierto el engaño, la esposa encare a la amante, busque a través de ella conocer la mayor cantidad de detalles del hecho y pelee por ese hombre. “En ningún otro lado, que yo conozca, la esposa va a hablar con la otra mujer y discutir. Se enfrentan. La esposa, después de saber todo, tiende a perdonar. Es como bien masoquista el asunto”.

El porqué ellas prefieren a los casados


Para algunas mujeres, los hombres casados suelen ser mucho más atractivos que los hombres solteros, siguiendo la teoría de que lo prohibido es siempre lo más deseado. Según el psicólogo uruguayo Gustavo Ekroth, existen cinco razones psicológicas para esta atracción por los hombres comprometidos.

La primera de ellas es el miedo al compromiso afectivo profundo. De esta manera, este tipo de mujeres sólo se permiten el enamoramiento con 'candidatos imposibles', ya que así se puede fantasear libremente con una idílica relación sin el riesgo del abandono, la decepción o el engaño.
La segunda razón sería que un hombre casado no es tan exigente como uno soltero, ya que no es libre. Así, el hombre que tiene una amante, se muestra con ella muy complaciente, permisivo, generoso y tolerante, ya que con lo 'poco' que él da no está en posición de exigir mucho.

La tercera razón es que resulta más fácil enamorarse de un hombre al que sólo ves dos horas al día, ya que así resaltas sus virtudes y sus defectos quedan a un lado. En cierto modo se idealiza al hombre.

El cuarto motivo es la competitividad inconsciente con otras mujeres, ya que, el ganarle el hombre a otra mujer, es una forma de reafirmar la valía personal y sentirse más poderosa y seductora. Ligado a esto está la quinta razón, que afirma que relacionarse con un hombre casado se debe a la baja autoestima que provoca el sentimiento de no merecer un hombre libre.